Cuando uno se sumerge en la ciencia ficción, ya sea en literatura o en el mundo del cine, se encuentra una constante muy particular. Los autores vislumbran que, si existen seres complejos viviendo fuera de nuestro planeta, estos presentan una imagen humanoide con un par de brazos, otro de piernas, tronco similar al nuestro y un acomodo de órganos sensitivos (léase boca, nariz y ojos) que prácticamente los hacen una réplica de los humanos. Además de esto, al tratar de descubrir cuán inteligentes pudieran llegar a ser, varios escritores han llegado a la conclusión de que deben poseer una inteligencia excepcional, igual o muy posiblemente mayor a la de los humanos, pues el hecho de que se piense hayan realizado viajes de su lugar de origen hasta la tierra, implica un avanzado conocimiento en aeronáutica y un gran dominio de la velocidad luz. Esto da pauta a comprender por qué muchas personas desean comunicarse con extraterrestres de una u otra forma.
A inicios del año 1972, el 2 de Marzo comenzó su viaje la sonda llamada Pioneer 10, a bordo del cohete Atlas-Centaur. La misión de Pioneer 10 fue programada para salir del sistema solar con la finalidad de llegar a espacios más alejados, donde, en teoría, existe mayor probabilidad de que algún ser inteligente la encuentre y descifre el mensaje (NASA/Ames Research Center, 2003). El contenido más representativo de la nave en cuestión, consta de las figuras de un hombre y una mujer y diversos símbolos que permitirían dilucidar la localización, época y naturaleza de sus creadores (Sagan, 1972).

Para enviar esta nave, el vuelo se adentró en dos radios planetarios de Júpiter, donde en un momento de intercambio con el planeta más grande del sistema solar, la aeronave fue lanzada al exterior del sistema solar con una velocidad residual de 11.5 kilómetros/segundo (Sagan, 1972). Este lanzamiento fue la base de una sólida esperanza de darle la oportunidad a la especie humana, así como a los demás seres de la tierra, de darse a conocer en lugares fuera de nuestro alcance e imaginación.
Tanto fue el ímpetu logrado que después de 5 años, se buscó lograr otra cápsula de información al universo. Para esta ocasión, el medio utilizado fueron dos cohetes lanzados al exterior, Voyager 1 y 2. Originalmente fueron diseñadas para estudiar los planetas Júpiter y Saturno, sin embargo poseen además discos de oro fonográficos (mismo material que la placa anodizada del Pioneer 10), el cual contiene imágenes y composiciones musicales que nuevamente, dan a conocer la cultura de nuestra civilización (Padovani, 2014).
Estas son las pruebas que indican que la sociedad humana tiene una imperiosa necesidad por darse a conocer en el universo. La humanidad de ese entonces, se dio a la tarea de grabar saludos en un total de 55 idiomas humanos, además de proveer 118 fotografías, la ya mencionada grabación de música y hasta una sección de sonidos de ballenas (Phillips, 2011). Es así que podemos notar una parte “nueva” de la sociedad, pues el hecho de incluir información de animales es algo destacable, y eso es porque, nadie lo sabe todavía, ¿qué tal que los seres inteligentes que se pudieran encontrar rondando el universo se encuentren más relacionados a imagen y semejanza a una de tantas especies animales del planeta y no a los humanos como siempre se ha pensado?
El texto actual nos remite tendenciosamente a una conocida paradoja, la cual trata de explicar la siguiente pregunta ¿Si es verdad el hecho de la existencia de otras civilizaciones en la galaxia, cuáles son las pruebas de esto y por qué no nos han contactado? (Laborda, 2014). Esta es entonces, la paradoja de Fermi.
Este enunciado presenta una gran importancia, pues es poco posible que, nuevamente repitiendo, si existe más vida inteligente en el universo, debe ser muy poco probable que sólo la nuestra sea la única que esté tratando de darse a conocer e investigar en él. En dado caso de que no ocurra esto, lo que se estaría encontrando es una nueva diferencia perteneciente a la humanidad, la capacidad de socializar. Sin embargo, estas son ya declaraciones que incitan un alcance en el cual se necesitan bastantes pruebas para considerarlas como verdaderas, por lo tanto el presente autor se reserva la opinión de ello. Si te agradó la información, sígueme en la próxima publicación. Hasta pronto y ten un buen día.
Por Rafael Sebastián Muratalla Miranda

Fuente
- Laborda, J. 2014. Quilo de Ciencia. Volumen 5 (2009-2010). 418 p.
- NASA/Ames Research Center. 2003. Pioneer 10 Spacecraft Sends Last Signal To Earth. ScienceDaily. Consultado el 12 de Agosto de 2016.
- Padovani, M. 2014. The Resounding Universe. Eu-topías: revista de interculturalidad, comunicación y estudios europeos. 8: 113-121.
- Phillips, T. 2011. Voyager: Una historia de amor. Consultado el 12 de Agosto de 2016.
- Sagan, C. 1972. A Message from Earth. Science. 175 (4024): 881-884.
Un aplauso para el joven escritor, es muy bueno, vaya que si.
Pero podría decir que puede mejorar aún más. Por cierto podrían hacerle llegar este mensaje, me encantaría que él mismo me respondiera, me gustaría hablar con él. Es ilustre e interesante. E incluso compartiros el nombre.
Gracias.
os encontré, aun gran escritor, me he vuelto tu seguidora.