Todavía recuerdo aquella tarde de Abril, en la que me encontraba recorriendo las calles de mi ciudad y sin poner mucha atención a mi alrededor. Fue entonces cuando, al esperar que el semáforo cambiara a verde para poder cruzar, me encontré súbitamente con una charla entre una madre y su hijo que captó mi curiosidad. -Mami, ¿qué hay más arriba del cielo?- Preguntaba el pequeño. La madre respondió rápidamente, -Hay estrellas hijo. Es el espacio lo que sigue.- El niño con mucha curiosidad volvió a cuestionar. – ¿y allá en el espacio, hay personas o animales?- La madre volteó a verlo y titubeante dijo.-Bueno, pues han ido varios astronautas a explorar la luna y posiblemente otros planetas.- Sin embargo, el niño no muy satisfecho con la respuesta continuó.-Si mami, ¿pero hay personas que vivan allá?.- A lo que la madre dijo. –Puede ser que hayan otros seres que vivan en el espacio, pero eso es algo que todavía no sabemos.-

Posterior a eso, la marcha comenzó, el semáforo cambió a verde. Ya de noche, llegando a mi casa, decidí recostarme en cama y viendo hacia el techo, como si mi mirada pudiera atravesarlo y admirar las estrellas que se presentaban sobre mi. Me pregunté -¿Existirá la posibilidad de que haya vida más allá de nuestro planeta?-Velozmente continué.-¡Qué cuestionamiento tan tonto! Es lógico que debe de haber vida, ¡no podemos ser el único planeta con ella en todo el universo!-

Pues bien, con esto es como podemos introducirnos a la astrobiología, un tema muy asistido por la humanidad, el cual principalmente se muestra en libros y películas de ciencia ficción mediante los famosos ovnis y extraterrestres. De acuerdo a un investigador de la NASA, Scott Hubbard (2008), la astrobiología es una disciplina que se encarga de estudiar y buscar vida en lugares ajenos a nuestro planeta. Para muchos esto podría sonar un tanto trivial, pues ni siquiera en la tierra podemos llegar a una definición concreta de la vida. No obstante y a pesar de esto, la astrobiología es una realidad para la sociedad científica. Como menciona Staley (2003), la introducción del término astrobiología, que coincidió con el establecimiento del Instituto de Astrobiología de la NASA en 1998, cambió la percepción de muchos, pues ya había quien se encargara del estudio de la vida en todo el universo, incluyendo la tierra. A partir de esto, se inició algo parecido a una revolución del conocimiento, pues ya habían materias enfocadas exclusivamente a los procesos físicos, químicos y biológicos que se pudieran dar fuera del planeta. Para ayudar a esto, se han desarrollado innumerables misiones que, con ayuda de los avances tecnológicos, principalmente en la ingeniería, permitan conocer todo lo posible que se presente en el universo.

Algunos de los programas que actualmente se encuentran en el proceso de estudio son el explorador astrobiológico ABE (por sus siglas en inglés) y el explorador espacial astrobiológico de infrarrojo ASPIRE (por sus siglas en inglés). En lo que se basan principalmente estos programas es en el uso de espectroscopia de infrarrojo para buscar la identidad, abundancia y distribución de moléculas que ya se conoce tienen una alta importancia de importancia astrobiológica, pues según el estudio químico de estas, pueden dar lugar a la vida (Ennico, 2007). Este autor, junto con sus compañeros asociados, explican lo siguiente:

La misión de ABE está enfocada en la investigación de la evolución del hielo y algunos compuestos orgánicos en todas las fases del ciclo del carbón en el universo, desde el nacimiento hasta la muerte estelar, así como el proceso exógeno de estos compuestos en sistemas planetarios. Por su parte, la misión de ASPIRE se centra en el papel de los silicatos y de los materiales en fase gaseosa en la química orgánica interestelar (Ennico, 2007). Esto es de vital importancia, pues la química conlleva procesos trascendentales que, al igual que dieron la vida en la tierra, pueden darlo en algún otro lugar del espacio.

Retomando las palabras de Hubbard (2008), las tres principales preguntas del programa de investigación astrobiológica de la NASA son: ¿Cómo inició la vida y cómo evoluciona? ¿Si existe la vida más allá de la tierra, cómo podemos detectarla? Y finalmente, ¿cuál es el futuro de la vida en la tierra y en el universo? Las misiones de ABE y ASPIRE pueden involucrarse en las dos primeras preguntas y sus resultados serán muy valiosos. Al igual que en la tierra, se considera que los elementos que pueden dar vida son el carbono hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, además del fósforo y azufre, el famoso C H O N P S). De acuerdo a las palabras de Sephton (2014), el universo presenta una particular riqueza en estos elementos, sin embargo el sistema solar es relativamente pobre en estos materiales. Por lo tanto, uno pensaría que los objetivos de las misiones espaciales deberían enfocarse en explorar más allá de nuestro sistema. No obstante y antes de continuar, se debe tomar en cuenta que la presencia de los ya mencionados elementos no da por si sola la vida, pues además de esto se necesitan condiciones ambientales específicas para la evolución química orgánica y el posterior origen de la vida. Sephton (2014) llama esta habilidad con el nombre de habitabilidad. Asimismo, menciona la importancia del agua para este proceso, pues al menos en la tierra forma parte de la mayoría de tejidos vivos, además de proveer el medio necesario para las reacciones bióticas y algunas abióticas. Dicho esto, podemos continuar. Las misiones entonces, a pesar de lo ya explicado, si han tenido como objetivo explorar partes de nuestro sistema solar. Un ejemplo de esto, son las misiones a Europa, aquella luna que órbita Júpiter y descubierta por Galileo, pues al parecer presenta la combinación de condiciones necesarias para la vida.

Todo lo ya mencionado calma las ansias de conocimiento de más de una persona, tal vez sea porque con esto se puede combatir el egocentrismo humano que proclama ser la única sociedad inteligente en el universo. Quizá puede ser, quizá no. Si te agradó la información, sígueme en la próxima publicación. Hasta pronto y ten un buen día.

Por Rafael Sebastian Muratalla Miranda

chnops

Fuente

  • Ennico, K. A. 2007. Astrobiology explorer mission concepts (ABE/ASPIRE). Advances in Space Research. 40: 649–654.
  • Sephton, M. A. 2014. Astrobiology can help space science, education and the economy. Space policy. 30: 146-148.
  • Staley, J. T. 2003. Astrobiology, the transcendent science: the promise of astrobiology as an integrative approach for science and engineering education and research. Current Opinion in Biotechnology. 14: 347–354.