Los marcianos estaban allí, en el canal, reflejados en el agua: Timothy y Michael y Robert y papá y mamá.
Los marcianos les devolvieron una larga, larga mirada silenciosa desde el agua ondulada.
Ray Bradbury, The Martian Chronicles 1950
¿Los marcianos? ¿Canales en Marte? Suena increíble, ¿no? ¡Claro!, y es porque The Martian Chronicles es una obra de ciencia ficción escrita por Bradbury. Actualmente sabemos sin duda alguna que no hay canales en Marte, pero… ¿de dónde viene esta idea de que existen?
La historia de esta idea es bastante curiosa y comienza en el siglo XIX con Giovani Schiaparelli, un astrónomo italiano que se dedicó, entre otras cosas, a observar el cielo y dibujar mapas de lo que observaba. Schiaparelli dibujó un mapa de Marte mostrando mares y canales. La gente no tardó en echar a volar la imaginación y rápidamente comenzaron a poblar el planeta rojo con vida inteligente. Camille Flammarion fue el primero en publicar sus ideas acerca de que estos canales habían sido construidos por vida inteligente; él creía que Marte era un planeta desierto irrigado por una red de canales.

La idea sobre los canales en Marte comenzó a crecer, hasta que una de las obras de Flammarion llegó a manos del empresario Percival Lowell. A Percival le fascinó la posibilidad de vida inteligente en Marte capaz de diseñar redes de canales, así que decidió dedicar su vida a la observación astronómica. Lowell fue el primero en construir un observatorio alejado de la ciudad, y él mismo dedicó muchos años a observar y reportar detalladamente todas sus observaciones. ¡Canales! Por años, Percival observó y dibujó lo que él veía como redes de canales en el planeta rojo. ¿Pero cómo es esto posible, si ahora sabemos perfectamente que tales canales no existen?

¿Alguna vez has mirado fijamente un objeto luminoso por mucho tiempo? ¿Has notado como después de mirar por un tiempo comienzas a ver pequeños garabatos? Pues esas pequeñas líneas son, de hecho, las venas de tus ojos. Marte es un objeto muy brillante, especialmente si se le observa en la noche con un telescopio enorme, así que… ¡Sí! Lowell estuvo observando las venas de sus propios ojos por años. Y dado que las venas en nuestros ojos cambian poco con los años, sus observaciones de los supuestos canales fueron consistentes a través de los años. Un poco decepcionante, ¿no? Sin embargo, no todo fue un desperdicio de tiempo. Lowell inspiró a una serie de artistas, específicamente, escritores que encontraron una fuente inagotable de posibilidades e ideas en sus canales marcianos.

Ray Bradbury, toma esta idea y desarrolla toda una civilización y un mundo inspirado en los canales de Marte en su obra The Martian Chronicles. Philip K. Dick imagina incluso un sindicato de trabajadores del agua en Martian Time-Slip. Percival Lowell tiene también la idea de que Marte es un planeta moribundo y que los canales son un intento desesperado de supervivencia de la avanzada civilización que habita el planeta. Esta idea está plasmada en la serie literaria Barsoom, una serie escrita por Edgar Rice Burroughs e inspirada, también, por Flammarion. Robert A. Heinlein también es tocado por esta inspiración hidráulica marciana y escribe Red Planet; su fuerte inspiración en Lowell es expuesta explícitamente ya que los niños en su historia van a una escuela llamada Academia Lowell. Y por si fuera poco, esta idea de un planeta moribundo inspira a H. G. Wells, uno de los escritores de ciencia ficción más importantes, a escribir The War of the Worlds. Una historia donde los habitantes de Marte deciden invadir la tierra debido a la escasez de recursos en su propio planeta.

Fue hasta 1965 que la sonda Mariner 4 de la NASA hace un sobrevuelo alrededor de Marte tomando fotografías y desmintiendo para siempre la existencia de esta fascinante red hidráulica de canales en el planeta rojo.
Sí, puede que la inexistencia de los canales marcianos sea un poco decepcionante, pero… ¿no es increíble como una mala visión e ilusiones ópticas hayan inspirado a todo un grupo de artistas? Esto solo prueba que la ciencia y el arte están conectadas, y que sin duda alguna los científicos inspiran a artistas, así como los artistas inspiran a nuestros hombres de ciencia.
Alam Uziel Garcidueñas Correa.